El exponente más destacado de las letras de Kirguistán ha sido Chinguiz Torekúlovich Aitmátov, que desarrolló su producción tanto en kirguís como en ruso. Resulta enriquecedor ampliar la cultura general conociendo la vida y obra de este autor, por eso a continuación compartiremos datos vinculados a su historia personal y a su legado.
La llegada al mundo de este descendiente de una pareja de funcionarios se produjo el 12 de diciembre de 1928 en la ciudad de Sheker. En 1937, este escritor de hábitos familiares nómades quedó huérfano de padre ya que a su progenitor lo detuvieron y ejecutaron por considerarlo un “burgués nacionalista”.
Mientras se formaba académicamente, Chinguiz pasó por diferentes empleos, siendo por ejemplo recaudador de impuestos y aprendiz de ingeniero. Quien fuera estudiante del área de Ganadería perteneciente al Instituto Agrícola Kirguís ubicado en Biskek residió entre 1956 y 1958 en Moscú, donde asistió al Instituto Máximo Gorki a fin de especializarse en Literatura.
Aitmátov aportó textos al periódico “Pravda” y comenzó a dar muestras de sus habilidades como escritor con obras en ruso. Más tarde sumó publicaciones en kirguís. En castellano, el libro que marcó su debut como novelista se interpreta como “Un día más largo que un siglo”. En 1988, en tanto, salió a la luz “El patíbulo”. “Tres relatos”, “El calvario de Abdías”, “El campo maternal”, “Yamila”, “Kirisk. El nieto del mar”, “Mi pequeño álamo”, “El perro pinto que corre junto al mar” y “La nave blanca” son otras de las numerosas alternativas de su autoría que, desde hace décadas, se encuentran disponibles en español.
Chinguiz, merecedor de distinciones como el Premio Estatal de la URSS y el Premio Lenin, falleció el 10 de junio de 2008 en una institución médica de Núremberg como consecuencia de un problema pulmonar. Antes, según se comunicó, su salud se había deteriorado por un fallo renal que obligó a hospitalizarlo.
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