El 17 de julio de 1917 comenzó en la capital francesa la vida de Christiane Rochefort, una mujer que se formó en varias disciplinas y sumó experiencia laboral en múltiples ámbitos hasta conseguir un gran reconocimiento como escritora.
Esta descendiente de un hombre que, en el marco de la Guerra Civil española, se sumó a las Brigadas Internacionales asistió en su juventud a La Sorbona, donde se instruyó en Etnología, Psicología y Psiquiatría aunque sin llegar a graduarse.
Al repasar su trayectoria, además de sus textos firmados con los seudónimos de Dominique Féjos y Benoît Becker salen a la luz su paso como empleada por el Ministerio de Información y sus tareas en el Festival de Cine de Cannes como agregada de prensa.
Ya consagrada como novelista gracias a la excelente repercusión de “El reposo del guerrero” que apareció en 1958, Rochefort aceptó actuar en un cortometraje. Como le atraían todas las actividades vinculadas con el arte, también se interesó por la escultura, la pintura, el dibujo y la música.
“Celine y el matrimonio”, “Los niños del siglo”, “Es extraño escribir”, “Una rosa para Morrison” y “La puerta del fondo” son algunos títulos en español que permiten apreciar las habilidades narrativas de esta francesa que se involucró fuertemente con el primer Movimiento de Liberación de Mujeres y participó en la fundación de la asociación Choisir la Cause des Femmes. Entre las décadas del ’70 y del ’80, asimismo, dio a conocer varios ensayos.
El 24 de abril de 1998, a diez años de haber obtenido el Premio Médicis, Christiane Rochefort encontró la muerte en la localidad de Le Pradet. Sus restos reposan en el cementerio parisino de Père-Lachaise, mientras que su legado sigue circulando por el mundo como evidencia de su existencia, invitando a que las nuevas generaciones sepan quién fue y qué aportes culturales hizo esta artista multifacética.
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