Toda persona que tenga a Winnie the Pooh entre sus personajes favoritos debería saber que este oso creado por el escritor británico Alan Alexander Milne tuvo a Christopher Robin Milne, el hijo del mencionado autor, como principal fuente de inspiración.
El descendiente de la pareja compuesta por Alan Alexander y Dorothy Selincourt llegó a este mundo el 21 de agosto de 1920 en Londres. Durante sus primeros años de vida no pasó demasiado tiempo con sus progenitores ya que una niñera se encargaba de cuidarlo, alimentarlo y entretenerlo. A medida que creció, para su satisfacción, pudo ir compartiendo actividades y pasiones con ambos.
Christopher, según se advierte al repasar su historia, creció marcado por los relatos de su padre, quien desarrolló la famosa saga de Winnie the Pooh motivado por los peluches que él tenía. Con su inexperiencia e inocencia infantil, en varias oportunidades Milne junior ayudó al mayor a narrar las aventuras de este personaje. Además, a temprana edad se animó a crear una obra de teatro para deleitar a sus familiares.
Dada la popularidad paterna que lo sacó a él también del anonimato, el pequeño Christopher comenzó a ser objeto de burlas en el colegio y esa incomodidad lo llevó a experimentar un gran resentimiento hacia su padre y un fuerte rechazo hacia su producción literaria. Tras asistir a la Gibbs School, fue inscripto en Stowe School y, más tarde, continuó su formación, beca mediante, en el Trinity College de la Universidad de Cambridge.
“The enchanted places”, “The path through the trees”, “The hollow on the hill” y “The open garden” son algunos de los títulos que le permitieron dar a conocer sus vivencias y demostrar sus habilidades para la escritura.
Christopher Robin Milne, quien en julio de 1948 había contraído matrimonio con su prima Lesley Selincourt (una unión que no tuvo la aprobación de su madre pero que prosperó y se consolidó con el nacimiento de Clare, su única hija), falleció el 20 de abril de 1996.
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