La vida del irlandés Christy Brown, quien además de destacarse como escritor se dedicó a la pintura, comenzó el 5 de junio de 1932 en el seno de una familia numerosa afincada en Dublín.
Con una gran fuerza de voluntad y apoyo familiar, Christy pudo cumplir sus sueños pese a padecer una parálisis cerebral severa descubierta a poco de su nacimiento. Como en su adolescencia descubrió que le interesaban las manifestaciones artísticas, se esforzó para aprender a dominar la única extremidad de su cuerpo que podía controlar: su pie izquierdo. Gracias a él pudo escribir y pintar.
Quien fuera alumno de la Escuela Clínica St Brendan ubicada en la localidad de Sandymount perdió el anonimato gracias a un relato de carácter autobiográfico que bautizó como “Mi pie izquierdo”. Esta obra, que elaboró con ayuda del doctor Robert Collis, lo transformó en un escritor de fama internacional y convenció a Jim Sheridan de dirigir la adaptación cinematográfica.
“Down, todos los días”, “Una sombra en verano”, “Salvajemente crecen los lirios” y “Una carrera prometedora” (lanzado de forma póstuma) son otros títulos que forman parte de su producción literaria.
En relación a sus vivencias personales, es interesante señalar que Brown contrajo matrimonio en dos oportunidades: su primera esposa fue Beth Moore, a quien había contratado en el inicio de su carrera para que lo ayudara a responder la correspondencia que recibía desde diversos rincones del mundo. Después volvió a apostar al amor de la mano de Mary Carr, celebrando su boda en 1972.
El 7 de septiembre de 1981, Christy Brown encontró la muerte en Somerset. De acuerdo a varios testimonios, la salud del autor estaba muy deteriorada y, cuando se realizó la autopsia, se descubrieron hematomas en diferentes partes de su cuerpo, llevando a pensar que su esposa lo maltrataba. Tras darle el último adiós, sus restos fueron llevados al cementerio de Glasnevin.
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