Amelia Zelaya Bustillo y Luis Suárez le inculcaron a su primogénita, Clementina Suárez, la pasión por la lectura. Así, la hermana mayor de Rosa, Dolores y Graciela fue entrando en contacto desde edad temprana con grandes obras de la literatura universal.
Esta mujer que nació el 12 de mayo de 1902 en la ciudad hondureña de Juticalpa supo interesarse, en este marco, por los contenidos de revistas como “Ariel” y “Esfinge”, forjando un espíritu solitario pero independiente. Fue, según llegó a detallar en más de una oportunidad, una niña de carácter introvertido que pasaba mucho tiempo leyendo y escribiendo.
En su hogar, además, le proporcionaron una educación variada y libre que le permitió, por ejemplo, aprender a montar a caballo como los hombres de su época, dominar el arte teatral y sumar experiencia en el campo de la oratoria. Durante su paso por el colegio La Instrucción de Tegucigalpa, en tanto, adquirió nociones de Historia, Geografía y Matemáticas.
En 1923, ya huérfana de padre, Suárez se instaló en Olanchito y, más tarde, se mudó a Trujillo para luego afincarse en la capital de Honduras a fin de progresar económicamente. Con el tiempo se trasladó a territorio mexicano y empezó a abrirse camino como escritora valiéndose de propuestas como “Corazón sangrante”, “Los templos de fuego”, “Veleros”, “Engranajes” y “Creciendo con la hierba”.
Al repasar sus vivencias se advierte asimismo que Clementina, quien también contribuyó a promover la pintura de Centroamérica, mantuvo un vínculo extramatrimonial con Marco Antonio Rosa, autor hondureño junto al cual tuvo a sus hijas Silvia y Alba.
Fundar una revista denominada “Mujer”, desempeñarse en el Ministerio de Educación Pública de su país como coordinadora cultural y trabajar en El Salvador como agregada cultural en la embajada de su patria fueron otras de las actividades que llevó a cabo esta intelectual que, el 7 de diciembre de 1991, fue hallada en su hogar inconsciente y muy golpeada. Si bien recibió atención médica, nunca se pudo sobreponer a ese ataque y, dos días después, murió en Tegucigalpa.
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