El estadounidense Clifford Donald Simak fue por varios años un respetado periodista, pero su mayor contribución al mundo de las letras no tuvo raíz periodística sino literaria.
Según se advierte al analizar su legado, este hombre que nació en Wisconsin el 3 de agosto de 1904 se dio a conocer como escritor en 1935 a través de un relato que, en español, se conoció con el nombre de «El mundo del sol rojo».
Para ese entonces, este autor que se había formado en la Universidad de Wisconsin ya había contraído matrimonio con Agnes Kuchenberg, la mujer que le daría dos descendientes: Richard y Shelley Ellen.
Con los años, Simak se convirtió en uno de los integrantes del denominado Círculo de Campbell y desarrolló nuevas historias que le permitieron brillar como novelista a escala internacional y enriquecer de manera notoria a la ciencia ficción, género que descubrió de pequeño al interesarse por las obras de H.G. Wells.
«Un anillo alrededor del sol», «El tiempo es lo más simple», «Estación de tránsito», «Extranjeros en el universo», «Toda la carne es hierba», «El proyecto del hombre lobo», «Los hijos de nuestros hijos», «El planeta de Shakespeare» y «La autopista de la eternidad» son algunos de los títulos de su autoría que más traducciones tuvieron.
Por su gran desempeño como escritor, este norteamericano que en su tiempo libre disfrutaba del coleccionismo de estampillas y de jugar partidas de ajedrez ganó a lo largo de su trayectoria varios premios, entre los cuales se pueden mencionar al International Fantasy Award, al Premio Hugo, al Nebula y a la distinción de Gran Maestro que le otorgó la Asociación de Escritores de Ciencia Ficción y Fantasía de Estados Unidos (SFWA).
La vida de Clifford D. Simak llegó a su fin en el estado de Minnesota el 25 de abril de 1988.
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