En 1834, la pareja compuesta por Concepción Grez y Manuel Barros celebró en la provincia chilena de Colchagua el nacimiento de su hijo Daniel Barros Grez, quien al crecer se destacaría a nivel cultural por los valiosos aportes que le hizo, principalmente, al ámbito teatral y a la literatura de su país.
Los archivos señalan que, a muy temprana edad, quedó huérfano de padre. A partir del fusilamiento de su progenitor, su familia se instaló en Talca, donde pasó gran parte de su existencia.
Su obra inicial, dada a conocer bajo el título de “La Beata”, apareció en 1859 en las páginas del periódico “La Semana”. Una temporada después, este hombre que en 1850 se recibió de ingeniero civil empezó a dar clases en la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas perteneciente a la Universidad de Chile y lanzó “Biografía de Augusto Charme”.
Con el transcurrir de los años, Barros Grez alimentó su producción con propuestas como “Fábulas orijinales”, “Cuentos para los niños grandes”, “Como en Santiago” y “Pipiolos i pelucones”, trabajos que aún en la actualidad provocan interés a escala global.
Al repasar su trayectoria tampoco se puede dejar de mencionar que este autor chileno integró la Academia de Bellas Letras y logró posicionarse en el primer puesto del Certamen Varela desarrollado en 1887. En 1875, en tanto, lo distinguieron por un invento de carácter mecánico que servía para hacer la distribución de agua de regadío, creación que impulsó a las autoridades de Ecuador a convocar a Daniel para abastecer a Guayaquil con agua potable. Ocupar el segundo lugar del Ateneo de Lima con uno de sus textos fue otro de sus logros literarios.
El fallecimiento de Daniel Barros Grez, también responsable de “El huérfano”, “Las aventuras de Cuatro Remos” y “La academia político-literaria”, tuvo lugar en la ciudad de Quillota el 29 de agosto de 1904.
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