El 15 de septiembre de 1828, Gregoria Heredia Godino y Lorenzo Cabrera Purroy celebraron el nacimiento de su hija Dolores Cabrera y Heredia.
Esta española oriunda de la localidad de Tamarite de Litera, al crecer, se destacaría en su país como una representante del Romanticismo en los campos de la poesía y la novela.
La carrera militar de su padre hizo que ella y su familia residieran durante varias temporadas en Pamplona, el suelo madrileño y Jaca. Su formación académica, en tanto, tuvo lugar en el Monasterio de las Salesas ubicado en Calatayud.
En 1847, su progenitora le hizo llegar al director del periódico “La Esperanza” algunas de sus composiciones poéticas y así los textos de Dolores fueron ganando protagonismo en distintos medios de la época. “Libro de la Caridad”, “La Reforma”, “El Correo de la Moda”, “Brisas de Cuba” y “Álbum de señoritas” tuvieron como colaboradora a Cabrera y Heredia.
Al repasar las vivencias de la creadora de obras como “Una perla y una lágrima”, “Quien bien ama nunca olvida” y “Las Violetas” se advierte que, en 1856, la escritora se unió en matrimonio al militar Joaquín María Miranda, junto al cual vivió en Valencia, Granada y Zaragoza.
La aparición de dos textos poéticos de su autoría en las páginas de “Los hijos de Eva. Semanario de literatura, ciencias y artes” le permitió entrar en contacto con las integrantes de la llamada Hermandad Lírica. Asimismo, fue socia de mérito y vocal auxiliar del madrileño Ateneo Artístico y Literario de Señoras después de haber sido admitida en el Liceo Artístico y Literario de Granada como académica y profesora de la Academia de Ciencias y Letras.
Cabe destacar que Dolores Cabrera y Heredia, en el último tramo de su existencia, padeció ceguera. Su muerte se produjo el 1 de diciembre de 1899 en Zaragoza. En 1911, sus restos fueron llevados a territorio madrileño.
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