Dulce María Loynaz

La cubana Dulce María Loynaz, en cuyo honor se instauró un premio literario internacional que ha sido obtenido por autores como Sergio Pitol y Tina Escaja, nació el 10 de diciembre de 1902 en La Habana.

María de las Mercedes Loynaz Muñoz, tal su verdadero nombre, heredó de su padre, el militar y poeta Enrique Loynaz del Castillo, la pasión por la creación literaria. Al igual que sus hermanos, fue educada en su hogar hasta que tuvo edad suficiente para decidir cómo seguir su formación académica. Así llegó a la Universidad de La Habana para instruirse en Derecho Civil. Tras graduarse como Doctora en Leyes, ejerció la profesión hasta 1961 y consiguió ser condecorada con la Orden González Lanuza.

“Vesperal” e “Invierno de almas”, en tanto, fueron las primeras muestras de sus habilidades para la escritura y se dieron a conocer en el periódico “La Nación” durante el año 1919. Una década después, su creatividad y sensibilidad poética se potenciarían gracias a una travesía por Turquía, Siria, Libia, Egipto y Palestina que disfrutó junto a su madre y su hermana. Con el tiempo, también viajó por Estados Unidos, América del Sur y México.

“Jardín”, “Juegos de agua”, “Poemas sin nombre”, “Un verano en Tenerife” y “La novia de Lázaro” son otras de las propuestas que integran el legado de quien fuera colaboradora de medios como “Excélsior”, “El País”, “Diario de la Marina” y “Revista Cubana”.

Cabe destacar que, por sus contribuciones culturales, Loynaz fue merecedora de reconocimientos como la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el sabio, el Premio Cervantes, el Premio Nacional de Literatura y de una distinción como Dama de la Orden de Isabel la Católica, además de haber sido declarada Hija Adoptiva de las Islas Canarias.

Esta mujer que en 1959 fue aceptada por la Academia Cubana de la Lengua como miembro de número y llegó a presidir esta institución en 1992, encontró la muerte el 27 de abril de 1997 en su ciudad natal.



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