La vida del periodista y escritor Eduardo Modesto Blanco-Amor, quien desarrolló su producción literaria tanto en lengua gallega como en castellano, comenzó el 14 de septiembre de 1897 en la ciudad de Orense.
Durante su adolescencia, época en la cual asistió a tertulias organizadas por el político y autor Vicente Risco, Blanco-Amor trabajó en “El Diario de Orense” como secretario de dirección. Temporadas después, se instaló en Buenos Aires pero jamás olvidó sus raíces, tal como se comprueba al saber que participó en la Federación de Sociedades Galegas, escribió para “Céltiga” y que fue uno de los impulsores de “Terra”, una revista editada en gallego.
Quien fuera redactor del periódico argentino “La Nación” (medio que lo tuvo además como corresponsal en Galicia) también creó y se encargó de dirigir el Teatro Popular Galego y estuvo al frente de “Galicia”, una publicación desarrollada por el Centro Gallego de Buenos Aires. Dar clases en instituciones educativas de Uruguay y Chile, en tanto, le permitió acumular experiencia como docente.
“Horizonte evadido”, “En soledad amena”, “La catedral y el niño”, “Chile a la vista”, “Las buenas maneras” y “Los miedos” son algunos de los títulos que permiten apreciar sus habilidades para la escritura. Cabe destacar que, con el tiempo, su obra fue traducida a múltiples idiomas, permitiendo así que cada vez más lectores descubran su legado.
El 1 de diciembre de 1979, Eduardo Blanco-Amor encontró la muerte en Vigo. Para el descanso de sus restos fue elegido el Cementerio de San Francisco que se localiza en Orense. Desde su partida física, numerosos homenajes se han realizado a escala internacional para mantener vivo su recuerdo. En 2015, por ejemplo, el Patronato da Cultura Galega desarrolló en Montevideo (Uruguay) un acto en su honor, mientras que en Orense el Pen Clube de Galicia impulsó un encuentro frente a su tumba, para rendirle tributo y dejarle una ofrenda floral.
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