Eduardo de la Barra

El 9 de febrero de 1839 se produjo en Santiago de Chile el nacimiento de Eduardo de la Barra Lastarria, un hombre que, además de dejar huella en la literatura de su país, sumó experiencia como filósofo, ingeniero geógrafo, periodista, profesor, crítico y diplomático. A fin de recordar su figura y permitir que las nuevas generaciones de lectores conozcan sus aportes culturales, a continuación vamos a resumir sus vivencias tanto personales como profesionales.

Este descendiente de la pareja compuesta por Juana Lastarria y Munizaga y José María León de la Barra y López de Villaseñor perdió a sus padres a edad temprana. Tras pasar su primera infancia en La Serena, recibió formación académica en el Colegio Británico ubicado en Valparaíso y, más tarde, en el Instituto Nacional de la capital chilena.

Quien fuera militante del Partido Radical se recibió en 1860 de ingeniero agrimensor. Quince años después, publicó “El radicalismo chileno”. Estar al frente del rectorado del Liceo de Valparaíso, desempeñarse en suelo uruguayo como encargado de negocios en representación de su nación, trabajar en el Ministerio de Hacienda como jefe de sección y hacer traducciones del inglés fueron parte de las actividades desarrolladas por Eduardo, quien contrajo matrimonio con Lupercia Lastarria y formó con ella una familia numerosa.

“Poesías”, “Rimas chilenas”, “Francisco Bilbao ante la sacristía. Refutación de un folleto”, “Nuevos estudios sobre la versificación castellana” y “Ensayos filológicos americanos” son obras lanzadas por este intelectual que fue, asimismo, colaborador del diario “La Unión”, integrante de la Real Academia española, promotor en Valparaíso del Museo de Historia Natural y creador del Círculo de Amigos de las Letras. En 1875, por su buen desempeño como escritor, consiguió triunfar en concursos organizados por la Academia de Bellas Letras.

Cabe destacar que la vida de Eduardo de la Barra, quien entre 1891 y 1895 residió en Argentina, llegó a su fin el 9 de abril de 1900 en Valparaíso.