Los cuentos le dieron el mayor reconocimiento, aunque también incursionó en la novela, la poesía, la dramaturgia y la crítica. El mexicano Efrén Hernández Hernández, nacido el 1 de septiembre de 1904 en la ciudad de León (estado de Guanajuato), logró convertirse en uno de los referentes de la literatura de su país en las primeras décadas del siglo XX.
Con 14 años de edad quedó huérfano y se vio forzado a ingresar al mercado laboral para solventar sus gastos. En este marco, trabajó en una zapatería y en un negocio de ropa y además fue aprendiz de platero.
Antes de tomar la decisión de volcarse a las letras, Hernández estudió Derecho sin graduarse. En 1928, año en el cual abandonó su formación universitaria, dio a conocer un relato que fue muy bien recibido por los críticos: “Tachas”.
Más allá del reconocimiento, Hernández nunca alcanzó una gran repercursión con su obra, al menos a nivel popular. De todos modos, mientras se desempeñaba como editor de la revista América fue incrementando su producción, sobre todo centrándose en el cuento fantástico.
“Entre apagados muros”, “Hora de horas”, “El señor de palo” y “La paloma, el sótano y la torre” son otros títulos de su autoría. Su talento fue aplaudido por el ganador del Premio Nobel de Literatura de 1990: Octavio Paz, quien alabó su originalidad.
Cabe destacar que, en América –una publicación de la Secretaría de Educación Pública de México que llegó a tenerlo como subdirector–, Hernández contribuyó a la difusión de autores de talla de Rosario Castellanos, Dolores Castro y Juan Rulfo. Por otra parte, fue colaborador de medios como El Nacional, Letras de México y El Popular.
Casado con Beatriz Ponzanelli, la madre de sus dos hijos (Valentina y Martín), Efrén Hernández falleció el 28 de enero de 1958 en la Ciudad de México. Tenía 53 años de edad.
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