Entre los primeros impulsores del simbolismo se encuentra Émile Verhaeren, un poeta belga de origen flamenco que escribía en francés. Nacido el 21 de mayo de 1855 en Sint-Amands, una ciudad de la provincia de Amberes, aprendió la lengua de Víctor Hugo en el seno familiar y el dialecto flamenco en las calles de su tierra natal.
A los 11 años, Verhaeren fue enviado a un colegio jesuita de Gante, en la provincia de Flandes Oriental. Allí fue educado totalmente en francés y terminó dejando de lado, poco a poco, el flamenco. Luego estudió Derecho en la Universidad Católica de Lovaina, donde se acercó a la literatura a través del periódico estudiantil.
Una vez convertido en abogado, Verhaeren comenzó a trabajar junto a Edmond Picard, un reconocido criminalista que además tenía vínculo con los círculos intelectuales de Bruselas. Así pudo conocer a numerosos artistas y escritores jóvenes belgas y finalmente se volcó a la literatura.
Verhaeren empezó a colaborar con revistas como “L’Art Moderne” y “La Jeune Belgique”, difundiendo la escena literaria y artística de la capital belga. En 1883 publicó “Les Flamandes”, su primer poemario, inspirado en los cuadros de Jan Steen, David Teniers y Jacob Jordaens. La obra fue exitosa, aunque el autor fue perdiendo reconocimiento al incrementar su producción literaria con “Les Moines”, “Les Soirs”, “Les Débâcles” y “Les Flambeaux noirs”.
Algunos problemas de salud y la poca repercusión de sus trabajos lo llevaron a la depresión, hasta que en 1891 contrajo matrimonio con la artista Marthe Massin y renovó sus energía, publicando poemarios como “Les Heures Claires”, “Les Heures du Soir” y “Les Heures d’Après-midi”.
“Les Aubes”, presentada en 1898, fue su primera obra teatral. Ese mismo año se instaló en la ciudad de Saint-Cloud y, gracias a las traducciones de sus libros (Stefan Zweig lo tradujo al alemán, por ejemplo) incrementó su fama internacional, aprovechando para viajar por Europa dictando conferencias. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, creó varios poemas patrióticos.
El 27 de noviembre de 1916, al caerse debajo de un tren cuando intentaba abordarlo en movimiento en la estación de Rouen (Francia), Émile Verhaeren perdió la vida. Cinco años antes había sido candidato al Premio Nobel de Literatura, que finalmente fue concedido a su compatriota y amigo Maurice Maeterlinck.
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