La llegada al mundo del escritor francés Eugène Sue, cuyo nombre real era Marie-Joseph, tuvo lugar en París en enero de 1804: algunas fuentes sostienen que nació el 20, pero otros ubican este acontecimiento en el día 26.
Este descendiente de un prestigioso cirujano llamado Jean-Joseph fue alumno del Lycée Condorcet pero como no demostraba interés ni un buen rendimiento académico, en su juventud fue enviado por su progenitor a suelo español para que se desempeñara como aprendiz de cirujano, un rol que le permitió trabajar en diversos hospitales militares.
La herencia paterna, según se cuenta, llegó a sus manos en 1830 y le duró menos de una década por el estilo de vida que llevó por ese entonces, siempre rodeado de mujeres hermosas y haciendo gala de su elegancia y de su poder de seducción. Para subsistir, decidió dedicarse a la creación literaria, una actividad que lo llevó a aportar textos a diferentes periódicos y que se vio estimulada a partir de su exilio político ocurrido en 1851 a raíz de haberse opuesto al golpe de Estado impulsado por Napoleón III.
Cabe destacar que, por la calidad y los contenidos de su producción, quien fuera integrante de la Asamblea Legislativa a partir de abril de 1850 llegó a convertirse en uno de los escritores más influyentes y leídos del territorio francés.
“Los misterios de París”, “Kernok el pirata”, “El judío errante”, “Los siete pecados capitales”, “El comendador de Malta”, “Venganza africana” y “Los hijos de familia” son parte de los títulos que permiten apreciar en español las habilidades de Eugène, quien en marzo de 1839 fue distinguido con la Legión de Honor, para la escritura.
Cabe destacar que el 3 de agosto de 1857 en Annecy-le-Vieux, la vida del también responsable de “Atar-Gull”, “La salamandra” y “La coucaratcha” llegó a su fin.
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