El poeta argentino Evaristo Carriego, miembro de una familia tradicional de la provincia de Entre Ríos, nació en la ciudad de Paraná el 7 de mayo de 1883.
Pocos años después de haber nacido, cuando era todavía un niño que no se imaginaba qué actividad iba a desarrollar al crecer, se mudó con su familia al barrio porteño de Palermo. Allí se formó a nivel intelectual, descubrió su pasión por la literatura y forjó un perfil bohemio.
Su paso por este mundo fue corto pero, aún así, Evaristo pudo dejar una huella que no se ha borrado de la memoria colectiva y hasta inspiró a figuras de renombre internacional, como el caso del afamado Jorge Luis Borges, a crear algunas líneas sobre su vida y obra.
Cabe recordar que este hombre que solía recitar versos en distintas reuniones de intelectuales que se llevaban a cabo en cafés de la Ciudad de Buenos Aires le aportó numerosas composiciones poéticas a varios diarios y revistas importantes de la época.
Lamentablemente, Carriego disfrutó por un breve periodo de tiempo el reconocimiento de críticos, lectores y colegas ya que su primer libro de poemas, «Misas herejes», apareció en 1908, cuatro años antes de su fallecimiento.
Tras su muerte, hecho que tuvo lugar en Buenos Aires el 13 de octubre de 1912, su talento se reconocería, valoraría y difundiría a nivel mundial a través de la publicación póstuma de sus obras. Si hoy desean juzgar por sí mismos su desempeño como escritor, entonces, no tienen más que buscar algún ejemplar de títulos como «La fonda», «La bandera celeste», «La muerte del cisne», «La canción del barrio», «Tu secreto» o «Flor de arrabal».
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