Ezequiel Vieta Estévez es uno de los grandes exponentes de la literatura cubana del siglo XX, aunque su figura no se encuentra demasiado difundida. Nacido el 16 de febrero de 1922 en La Habana, se destacó como poeta, narrador, dramaturgo, ensayista, traductor y docente.
Vieta creció en la capital cubana, donde asistió a la escuela y luego estudió Derecho. En 1946, se convirtió en licenciado en Derecho Diplomático y Consular al completar la carrera en la Universidad de La Habana.
Ya graduado, comenzó a trabajar como docente en su país y en el extranjero, siendo asistente del español Juan Chabás en sus inicios. Más allá de su labor profesional, continuó estudiando, doctorándose en Filosofía y Letras por la Universidad de Oriente y en Ciencias Sociales y Derecho Público por el Franklin & Marshall College de los Estados Unidos. También asistió a la Universidad de Perugia para especializarse en Lengua y Literatura Italianas.
Su trayectoria como autor se puso en marcha en la década de 1950, colaborando con la revista Ciclón. Vieta asistió a encuentros de intelectuales en la Biblioteca Nacional de Cuba y formó parte del Primer Congreso de Escritores y Artistas de Cuba que derivó en la creación de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, conocida por la sigla UNEAC.
Este autor mostró su talento en libros como “Vivir en Candonga” (que le valió el Premio Cirilo Villaverde), “Pailock, el prestidigitador” (Premio de la Crítica de Cuba), “Aquelarre”, “Baracutey”, “Mi llamada es…”, “Y se antojan las velas”, “El mundo subterráneo”, “Libro de los epílogos” y “Swift: la lata de manteca”. Varios de sus relatos, en tanto, fueron reunidos en “Cuentos selectos”.
Casado con la ensayista y crítica Beatriz Maggi, con quien tuvo dos hijas, Ezequiel Vieta fue director de la agrupación de teatro experimental Letra T y de la Casa del Teatro y escribió para Juventud Rebelde, La Gaceta de Cuba y otros medios de comunicación. Su fallecimiento tuvo lugar en 1995.
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