El húngaro Ferenc Neumann, más conocido en el mundo literario con el apellido Molnár (el cual tomó de un personaje que ideó en sus inicios como autor), nació el 12 de enero de 1878 en el marco de una familia de religión judía afincada en Budapest.
Además de destacarse como creador de novelas, este descendiente de la pareja compuesta por Jozefa Wallfisch y un médico llamado Mór Neumann se desempeñó como dramaturgo, corresponsal de guerra y periodista.
Sus primeros pasos en el campo periodístico, de acuerdo a registros vinculados a su trayectoria, fueron simultáneos a su formación académica en Derecho, carrera que en un principio cursó en su ciudad natal y, más tarde, en Ginebra.
En 1906 salió a la luz “Los muchachos de la calle Pal”, libro que transformó a Molnár en un gran referente de la literatura juvenil y lo consagró como novelista. Al ámbito teatral, por otra parte, lo enriqueció con propuestas como “Liliom”, “El guardia”, “La nube blanca” y “El cisne”, entre otras opciones que se tradujeron a otras lenguas y sirvieron de inspiración para musicales y películas.
“La flauta de Pan”, “Recuerdos de un corresponsal de guerra”, “Andrés”, “José” y “El juego del castillo” también sirven como testimonio de su ingenio y talento para las ficciones. Por fortuna, su legado logró trascender fronteras geográficas, temporales y lingüísticas, permitiendo que, aún en la actualidad, no deje de incrementarse la cantidad de personas que conoce y estima su labor artística.
Cuando se desató la Segunda Guerra Mundial marchó, en condición de exiliado, a suelo italiano. Poco más tarde se trasladó a Estados Unidos y allí fijó su residencia de manera definitiva. Cabe destacar que el fallecimiento de este escritor que se casó en tres ocasiones (Margit Veszi, Sári Fedak y Lilli Darvas fueron sus esposas) se produjo el 1 de abril de 1952 en Nueva York.
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