La ciudad inglesa de Manchester la vio nacer el 24 de noviembre de 1849, pero Estados Unidos fue testigo de su crecimiento personal, del desarrollo de su vida sentimental, de su debut y evolución como escritora y del fin de su vida. Frances Eliza Hodgson Burnett, de ella se trata, dejó un legado literario interesante y valioso, por eso nunca es tarde para conocer su figura y disfrutar sus obras.
En Poemas del Alma ya hemos ofrecido referencias sobre “El jardín secreto” pero hoy repasaremos sus vivencias para que los jóvenes sepan quién fue y qué aportes culturales realizó Hodgson.
Según se ha documentado, el fallecimiento de su padre afectó seriamente la economía familiar, razón por la cual el clan marchó en 1865 a suelo estadounidense en busca de un futuro mejor. Allí, Frances empezó a dar muestras de talento literario mediante relatos cortos y contenidos poéticos. Con apenas veintitrés años, celebró su boda con el doctor Burnett y tuvo con él dos descendientes.
En 1877 debutó como novelista con un material denominado “That Lass O’ Lowrie’s”, aunque el mayor reconocimiento lo consiguió en 1885 a partir de la publicación por entregas de una propuesta infantil que se tradujo al español como “El pequeño lord”.
“La princesita” y “La formación de una marquesa” son otras opciones de lectura disponibles en varias lenguas que incrementaron la popularidad de esta mujer que se casó en segundas nupcias con Stephen Townsend y, tras sufrir la muerte de su primer hijo, vivió en Long Island y en las islas Bermudas, ocupando su tiempo con cuestiones vinculadas al espiritismo, la teosofía y la jardinería.
Frances Hodgson Burnett partió de este mundo el 29 de octubre de 1924 mientras se encontraba en Nueva York. Desde entonces, su esencia sigue viva en su producción, un tesoro cultural de alcance ilimitado que ha dado origen a adaptaciones televisivas y cinematográficas.
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