La literatura española ha sido beneficiada durante años a través del talento y el trabajo de Francisco Pino, por esa razón su figura sigue siendo recordada y homenajeada.
Cuando en 2010 se cumplieron cien años de su llegada al mundo, se renovó el interés general por este hombre que nació en Valladolid el 18 de enero de 1910 mediante múltiples actividades. Presentar los tres primeros tomos de sus “Obras Completas” en la Feria del Libro de Madrid de ese entonces y lanzar el Premio de Poesía Experimental Francisco Pino (obtenido ya por autores como José Miguel Gómez Acosta y Jaime Peña García) fueron parte de las acciones enmarcadas en ese aniversario.
Si bien asistió en 1927 a la Universidad de Valladolid para especializarse en Derecho (carrera en la cual se licenció en 1931) y temporadas más tarde se instaló en Londres para formarse tanto en Ciencias Económicas como en Inglés, la popularidad la consiguió a través de sus aportes al ámbito cultural. Quien fuera alumno del Colegio de Lourdes ubicado en su localidad natal fue uno de los impulsores de la publicación poética “Meseta”, responsable de “DDOOSS” y creador de “A la nueva ventura”. Para ampliar sus conocimientos, también viajó a territorio galo con la intención de estudiar Filología Francesa.
La Medalla de Oro concedida por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el Premio de las Letras de Castilla, un reconocimiento al conjunto de su obra por parte de la Academia Castellano Leonesa de Poesía, el Premio Provincia de Valladolid, el Premio El Norte de Castilla y la distinción como Hijo Predilecto de Valladolid son algunos de los honores que ha tenido por haber cautivado a lectores por medio de propuestas como “Y por qué”, “El pájaro y los muros”, “Nada más que mirar” y “Cuaderno salvaje”.
El 22 de octubre de 2002, Francisco Pino encontró la muerte en su ciudad natal.
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