El boliviano Gastón Suárez, quien a lo largo de su trayectoria demostró sus habilidades como dramaturgo, elaboró cuentos y sumó experiencia como novelista, nació el 27 de enero de 1929 en la localidad de Tupiza.
Mientras cursaba tercer grado, este descendiente de una profesora rural padeció una situación traumática ya que uno de sus docentes sufrió un ataque de epilepsia en plena clase. Tan marcado quedó por ese episodio que no quiso regresar a la escuela: desde entonces, fue instruido en su hogar por su madre.
Al cumplir su primera década de vida, deslumbrado por libros de Jack London y Julio Verne, prometió seguir formándose de manera autodidacta y llegar a ser un gran exponente del universo literario.
A fines de los años ’50, esa meta comenzó a cumplirse cuando, después de haber trabajado como empleado, maestro y periodista, invirtió sus ahorros en la compra de un camión que le permitió recorrer su patria. Esas dos temporadas de travesías lo inspiraron a originar sus primeras narraciones. En 1962, en tanto, se unió a varios intelectuales y artistas para integrar el staff de la revista mensual “NOVA”, una publicación mensual que se editó por alrededor de tres años.
“Vigilia para el último viaje” (volumen de cuentos que salió a la luz en 1963), “Vértigo” (obra teatral lanzada en 1967 y ganadora del primer premio de las Jornadas Julianas de la Juventud), “El gesto” y “Mallko” (presentada en 1974 y contemplada en la Lista de Honor del Premio Hans Christian Andersen, además de haber logrado trascendencia internacional) son algunas de las creaciones de este hombre que llegó a presidir la Unión Boliviana de Escritores. También merecen una lectura propuestas suyas como “Las aventuras de Miguelín Quijano” y “Después del invierno”.
Un ataque cardíaco le ocasionó la muerte el 6 de noviembre de 1984, mientras el autor se encontraba en La Paz.
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