La vida del italiano Giorgio Antonio Manganelli, quien además de enriquecer con sus obras a la literatura se desempeñó como traductor, periodista y crítico, comenzó el 15 de noviembre de 1922 en Milán.
Este descendiente de una pareja humilde oriunda de Parma que antes de él tuvo un hijo llamado Renzo (su padre, Paolo, se ganaba la vida como procurador en la Bolsa y Amelia Censi, su progenitora, era maestra) fue bautizado en la parroquia de San Gioachimo. Sus padrinos fueron tus tíos Argentina Manganelli y Mario Censi. En abril de 1931, continuó el camino de fe transmitido por su familia al tomar su Primera Comunión.
Durante algunos años, este autor que asistió a la Universidad de Pavia para formarse en Letras y trabajó como lector para conocidas casas editoriales se dedicó a la docencia: dio clases en el nivel secundario y enseñó inglés en la Universidad de Roma.
“Hilarotragoedia”, “Centuria: Cien breves novelas-río”, “A y B”, “A los dioses ulteriores”, “La ciénaga definitiva”, “La literatura como mentira”, “Experimento con la India” y “Del infierno” son algunos de los títulos pertenecientes a su producción que, aún en la actualidad, permiten apreciar, en múltiples idiomas gracias a las traducciones disponibles, el talento literario de Manganelli.
Quien fuera merecedor de distinciones como el Premio Viareggio y considerado por los críticos como uno de los escritores italianos más sobresalientes del siglo XX, gracias a su pasión por los viajes conoció un gran número de territorios. Acerca de su vida personal, se puede destacar que estuvo en pareja con Fausta Chiaruttini y fruto de ese amor nació su hija Amelia Antonia, más conocida como Lietta. Su matrimonio, hacia octubre de 1949, entra en crisis y, por ese entonces, adquiere relevancia en su vida la poetisa Alda Merini, a quien se une sentimentalmente en 1950.
El 28 de mayo de 1990, Giorgio Manganelli, como consecuencia de un infarto, encontró la muerte en Roma.
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