El venezolano Gustavo Díaz Solís, quien además de dedicarse a la creación literaria demostró extraordinarias habilidades para la traducción, nació el 2 de febrero de 1920 en Güiria, una localidad perteneciente al estado Sucre.
Al repasar sus actividades de juventud se advierte que las letras lo sedujeron desde su adolescencia, ya que dio a conocer “Curandero”, su primer relato, mientras concluía su paso por el liceo Andrés Bello, donde se graduó de bachiller. Temporadas más tarde, se quedó con el primer puesto de un certamen de cuentos organizado por la revista Fantoches, mientras que en 1947 ganó un concurso de relatos impulsado por el diario El Nacional.
En 1944, tras doctorarse en Ciencias Políticas, quien fuera alumno de la Universidad Central de Venezuela amplió su formación académica en Estados Unidos, estudiando en las universidades de Washington y Chicago. En 1949, en tanto, obtuvo en el Instituto Pedagógico ubicado en Caracas, el título que lo reconocía como profesor de inglés: en dicha entidad educativa, así como en la Escuela de Letras dependiente de la Universidad Central de Venezuela (donde se desempeñó incluso como secretario), enseñó literatura tanto norteamericana como inglesa.
Medios como El Heraldo, Revista Nacional de Cultura y Élite dieron espacio en sus páginas a relatos y artículos desarrollados por Díaz Solís, autor que tradujo textos de intelectuales como T. S. Eliot y Robert Frost, por señalar algunos a modo de referencia.
“Llueve sobre el mar…”, “Arco secreto y otros cuentos”, “Ophidia y otras personas” y “Cuentos escogidos” son parte de las publicaciones que, más allá del tiempo y las fronteras, mantienen viva la figura de este hombre que, en 1995, fue merecedor del Premio Nacional de Literatura.
Cabe destacar que la muerte de Gustavo Díaz Solís, quien durante un tiempo se desempeñó en el Ministerio de Educación de su nación como consultor jurídico, tuvo lugar en la capital de Venezuela el 17 de enero de 2012.
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