El simbolismo francés contó con varios referentes a lo largo de su historia, como Charles Baudelaire y Paul Verlaine. También tuvo entre sus grandes exponentes a un autor que nació el 28 de diciembre de 1864 en la comuna de Honfleur: Henri François-Joseph de Régnier.
Criado en el seno de una familia normanda de aristócratas, Henri de Régnier estudió en el Collège Stanislas de París. Ya en 1885 comenzó a colaborar con distintas revistas vinculadas al simbolismo, teniendo como principales influencias a José-María de Heredia, Leconte de Lisle y Stéphane Mallarmé.
Con Heredia incluso llegó a unirlo un parentesco: Régnier se casó en 1895 con Marie, su hija. La pareja tuvo un descendiente nacido tres años más tarde que, de acuerdo a un biógrafo, sería en realidad fruto de un romance entre Marie y Pierre Louÿs, otro escritor.
“Lendemains”, publicado en 1885, fue su primero poemario. Con el correr de los años presentó otras obras poéticas, como “Tel qu’en songe”, “Les Jeux rustiques et divins”, “La Cité des eaux”, “Le Miracle du fil” y “Le Miroir des heures”, entre otros. Régnier, de todos modos, también incursionó en la prosa con novelas y libros de cuentos como “La Double maîtresse”, “Contes à soi même”, “L’Illusion héroïque de Tito Bassi”, “Le Bon plaisir”, “La Flambée” y “L’Escapade”.
Sus aptitudes le permitieron ser elegido, en 1911, miembro de la Academia Francesa, ocupando el asiento 39 en reemplazo de Eugène-Melchior de Vogüé. Tres años antes Régnier ya había sido candidato para suplantar a André Theuriet, pero en aquella ocasión terminó siendo escogido Jean Richepin.
Henri de Régnier murió el 23 de mayo de 1936 en París, a los 71 años de edad. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio de Père Lachaise, donde también reposan Oscar Wilde, Honoré de Balzac, Molière, Marcel Proust y otros escritores.
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