El último día de 1878, en la localidad uruguaya de Salto, se produjo el nacimiento de Horacio Silvestre Quiroga Forteza. El segundo descendiente de Pastora Forteza y Prudencio Quiroga se formó en el Instituto Politécnico de Montevideo y en el Colegio Nacional.
En su juventud, Quiroga mostró intereses variados. Mientras trabajaba en un taller orientado a reparar herramientas y máquinas, impulsó la creación de la Sociedad de Ciclismo de Salto. De manera simultánea desarrolló sus primeros escritos, convirtiéndose en colaborador de La Reforma y de otros medios.
Cuando su padrastro se suicidó (tiempo después de que su padre biológico falleciera en un accidente de caza), Quiroga invirtió la herencia en viajar a Francia. El escritor permaneció cuatro meses en París y regresó a Uruguay con una tupida barba que ya no se afeitó.
Después de crear un grupo literario conocido como Consistorio del Gay Saber, Quiroga publicó su primer libro: “Los arrecifes de coral”, aparecido en 1901. Por aquellos días, sus hermanos Pastora y Prudencio fallecieron a causa de la fiebre tifoidea. Aquel año, además, Quiroga mató accidentalmente a su amigo Federico Ferrando de un disparo mientras limpiaba un arma.
Abrumado por la culpa, decidió radicarse en Argentina. Junto a su hermana María, se instaló en la Ciudad de Buenos Aires y empezó a trabajar como docente. Tras acompañar como fotógrafo a Leopoldo Lugones en un viaje a Misiones, presentó el libro de cuentos “El crimen de otro” y luego la novela breve “Los perseguidos”.
En 1906, Quiroga adquirió una chacra en la selva misionera, donde más adelante se radicó. En Misiones escribió “Historia de un amor turbio” sobre su romance con una de sus alumnas adolescentes, Ana María Cires, con quien se casó y tuvo dos hijos.
La tragedia volvió a hacerse presente cuando su esposa decidió quitarse la vida. Quiroga y sus hijos se radicaron entonces en Buenos Aires y el autor empezó a trabajar en el consulado uruguayo.
“Cuentos de amor, de locura y de muerte”, “Cuentos de la selva”, “El salvaje”, “Anaconda y otros cuentos” y “El desierto” estuvieron entre sus siguientes obras. Quiroga volvió a Misiones cuando se enamoró de Ana María Palacio, pero retornó a Buenos Aires tras el fracaso de la relación. De ese vínculo surgió la novela “Pasado amor”.
El último romance del autor fue con María Elena Bravo, compañera de su hija en la escuela. Quiroga y Bravo se casaron en 1927, cuando fue editado el libro “Los desterrados”.
Cinco años después, Quiroga decidió instalarse de modo definitivo en la selva de Misiones junto a su familia. En 1935, sin embargo, Bravo y su hija abandonaron a Quiroga. El escritor, solo y enfermo de la próstata, permaneció un tiempo en el lugar pero luego viajó a Buenos Aires para realizar consultas médicas.
En Buenos Aires le detectaron cáncer de próstata e inició un tratamiento. Agobiado por los dolores, Horacio Quiroga bebió un vaso de cianuro y encontró la muerte el 19 de febrero de 1937.
Comentarios1
Leía a Quiroga de chico y en mi adolescencia, recordaba lo trágico de su vida, ahora al volver a leer este resumen de su biografía.... No puedo menos que estremecerse....
Vuelvo a meditar cuán fuerte incidió su experiencia personal en su arte...
Arte rica y profunda... Que surge de un corazón destrozado de dolor!!!
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