Ildefonso-Manuel Gil

Como muchos otros españoles, Ildefonso-Manuel Gil López padeció las consecuencias del régimen franquista. Este autor nacido el 22 de enero de 1912 en Paniza, un pueblo de la provincia de Zaragoza (Aragón), estuvo en prisión y tuvo que exiliarse, pasando muchos años alejado de su país.

Gil, quien fue parte de la llamada Generación del 36 de la literatura española, creció en Daroca, graduándose como bachiller en las Escuelas Pías. Tras el fallecimiento de su padre, se instaló en la capital española con su madre y su hermana. Allí estudió Derecho en la Universidad de Madrid y se doctoró en Letras.

Su trayectoria literaria empezó en tiempos de preguerra, editando su primer poemario en 1931: “Borradores”. Tres años después, presentó “La voz cálida” y fundo la revista Literatura con Ricardo Gullón, además de otras publicaciones.

El estallido de la guerra civil supuso un duro golpe para Gil. Por entonces se encontraba en Teruel, donde trabajaba para el Ministerio de Educación de la Nación. Con el inicio del conflicto fue despedido por sus ideas progresistas y pasó siete meses detenido en el Seminario de Teruel.

Al recuperar su libertad, regresó a Zaragoza y comenzó a ejercer la docencia. En 1943 se casó con Pilar Carasol y dos años después nació su primer hijo. Poco a poco logró incrementar su producción literaria con obras como “El tiempo recobrado”, “El corazón en los labios”, “Pueblonuevo”, “Juan Pedro el dallador” y “La moneda en el suelo”.

Gracias a una invitación de Francisco Ayala, en 1962 emigró a Estados Unidos para enseñar Literatura. Allí trabajó hasta el momento de jubilarse, regresando periódicamente a España. Recién en 1983 se instaló otra vez en su tierra natal.

Ildefonso-Manuel Gil, quien dirigió la Institución Fernando el Católico, fue nombrado Hijo Predilecto de Paniza, recibió la Medalla de Oro de Zaragoza y la Medalla de Santa Isabel e integró la Academia Norteamericana de la Lengua. Su fallecimiento se produjo el 28 de marzo de 2003 en Zaragoza.