Corría aproximadamente el año 1520 cuando, en la zona italiana de Favale que después pasó a llamarse Valsinni, se produjo la llegada al mundo de Isabella di Morra, descendiente de la pareja conformada por Luisa Brancaccio y Giovanni Michele di Morra.
Esta mujer se dedicó a la poesía guiada en principio por su progenitor, quien también la instruyó en latín. Su hermano Scipione recibió la misma formación, pero los caminos familiares se bifurcaron cuando el padre abandonó el hogar para instalarse en la corte de Francia.
Isabella, por decisión de sus hermanos más chicos, pasó mucho tiempo recluida en el castillo de Favale, sitio en el cual invirtió su tiempo en la creación de contenidos poéticos. De manera oculta, asimismo, mantuvo correspondencia con el escritor de procedencia española Diego Sandoval de Castro.
Al descubrir este contacto, los parientes de Di Morra, furiosos por esta acción clandestina de su hermana, la asesinaron a puñaladas hacia 1545 (aunque hay fuentes que ubican el crimen una temporada más tarde). A Sandoval de Castro también le quitaron la vida, aunque los responsables de ambas muertes resultaron absueltos.
En el transcurso de la investigación para resolver el caso se descubrieron los poemas elaborados por Isabella. A partir de su pequeña pero valiosa producción, ella se destacó como representante de la poesía romántica.
En el volumen “Familiae nobilissimae de Morra historia” se brindan detalles relacionados a las vivencias de Isabella, mientras que su legado puede apreciarse en libros como “Rime di diversi illustri signori napoletani” y “La vida trágica de Isabella Morra”. Tampoco se puede pasar por alto que André Pieyre de Mandiargues, inspirado en esta poetisa, originó el drama denominado “Isabella Morra” que, luego, sirvió para una obra teatral que dirigió Jean-Louis Barrault y protagonizó Anny Duperey. Esta propuesta se representó por primera vez el 23 de abril de 1974 en un teatro de París.
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