Uno de los exponentes de la literatura italiana más destacados del siglo XX ha sido, sin lugar a dudas, Italo Calvino, el responsable de obras como “El vizconde demediado”, “El barón rampante” y “El castillo de los destinos cruzados”.
Este hombre, cuyo nombre completo era Italo Giovanni Calvino Mameli, nació el 15 de octubre de 1923 en Santiago de las Vegas, una ciudad cubana donde sus padres, Evelina y Mario, se habían instalado por razones de trabajo.
En 1925, la familia completa se trasladó a San Remo, localidad italiana donde dos años más tarde el clan se agrandaría con la llegada del pequeño Floriano.
Quien fuera alumno de las instituciones St. George College, Scuole Valdesi y el Gimnasio Liceo G.D. Cassini llegó a inscribirse durante su juventud en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Turín, pero al desencadenarse la Segunda Guerra Mundial su formación académica se interrumpió.
Tras ser parte de las Brigadas Partisanas Garibaldi y una vez que el conflicto bélico concluyó, Calvino se instaló en Turín, se graduó en Letras, desarrolló textos para diversos periódicos y se adhirió al Partido Comunista Italiano. Por ese entonces tuvo oportunidad de conocer a Cesare Pavese, un talentoso escritor que lo ayudó a ser contratado por el sello Einaudi.
En 1964, durante un viaje que tuvo como destino el territorio cubano, el autor contrajo matrimonio con Esther Judit Singer, una argentina con la cual se mudó a Roma y tuvo una hija, bautizada como Giovanna. Poco después se instaló en París, donde se interesó por la Sociología y las Ciencias Naturales y se vinculó con la agrupación de intelectuales conocida como Oulipo.
El también creador de títulos como “Si una noche de invierno un viajero”, “Palomar”, “Por último, el cuervo” y “La antítesis obrera” encontró la muerte en Siena el 19 de septiembre de 1985.
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