Los aficionados a la lectura de textos satíricos, así como los interesados en contenidos literarios de temática homosexual y quienes desean descubrir qué y cómo es la llamada ficción transgresiva deberían tener siempre presente el legado del escritor James Robert Baker.
Este norteamericano que nació el 18 de octubre de 1946 en la ciudad estadounidense de Long Beach desarrolló desde muy joven un espíritu rebelde que le sirvió para enfrentarse de algún modo con la rigidez de sus padres. Pronto empezó a sumergirse en el universo beatnik y a frecuentar recintos para adolescentes homosexuales. Las drogas y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas fueron parte de los vicios que lo acompañaron desde su juventud.
Pudo, sin embargo, vencer la adicción a la bebida y se formó en la Facultad de Cine de la Universidad de California en Los Ángeles. Gracias a los conocimientos adquiridos y a su talento, llegó a dirigir dos películas y obtuvo el estímulo Samuel Goldwyn Writing Award.
Antes de conseguir una gran popularidad como escritor, Baker se ganó la vida en Hollywood elaborando guiones. “Adrenaline”, presentado en 1985 con el seudónimo de James Dillinger, fue su primer libro. Con los años llegarían “Sueños inyectados de combustible”, “Chico maravilla”, “Tim y Pete” y “Ala derecha”, entre otras propuestas.
“Testosterona” fue uno de los títulos que aparecieron tras su muerte por iniciativa de Ron Robertson, quien fuera pareja del autor y se hiciera cargo de su legado. En 2002, el lanzamiento de “Anarquía” renovó el interés general por la producción literaria de James Baker. Cabe destacar que este novelista, sumido en un estado depresivo por las críticas hacia sus textos y la dificultad de hallar una editorial dispuesta a respaldarlo, se suicidó el 5 de noviembre de 1997 en su hogar ubicado en la localidad estadounidense de Pacific Palisades.
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