Nueve días habían pasado del mes de noviembre en 1923 cuando, en la ciudad estadounidense de Chicago, se produjo el nacimiento de James Marcus Schuyler.
Este descendiente de la pareja conformada por Margaret Connor y el periodista Marcus Schuyler, con el tiempo, llegó a sobresalir en el ámbito de las letras por sus extraordinarias habilidades para la poesía.
Quien fuera un integrante destacado dentro de la agrupación conocida como Escuela de Nueva York fue alumno, entre 1941 y 1943, del Bethany College.
Ya instalado en suelo neoyorquino, consiguió empleo en la cadena mediática NBC. Después estuvo al servicio de la U.S. Navy y, en 1947, se instaló en la isla italiana de Isquia. En esa época, además de tener un vínculo turbulento con su colega William “Bill” Aalto, amplió sus conocimientos académicos en la Universidad de Florencia.
Al repasar su trayectoria se advierte, asimismo, su experiencia como crítico de arte (faceta que desplegó tanto en la revista “Art News” como en las muestras itinerantes del Museo de Arte Moderno de Nueva York de las que fue curador). Esa actividad lo acercó a Fairfield Porter, un crítico y pintor con el cual convivió por más de diez temporadas.
Su producción literaria alcanzó su máximo esplendor entre fines de los años sesenta y comienzos de los ochenta. Tras la obtención del Premio Pulitzer de Poesía, James se aisló, aquejado por problemas de salud y dificultades financieras. Para satisfacción de los amantes de la lectura, hay un gran número de obras de Schuyler traducidas a múltiples lenguas. “Alfred y Ginebra”, “Other flowers”, “Una ciudad blanca”, “The morning of the poem”, “Hymn to life” y “Un nido de bobos” son algunas de sus creaciones.
Cabe destacar que un accidente cerebrovascular lo llevó a la muerte el 12 de abril de 1991 mientras se encontraba en Manhattan. Sus restos, según trascendió, fueron llevados a un convento situado en Long Island.
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