El español Joaquín Arderíus y Sánchez-Fortún, un hombre que nació el 5 de mayo de 1885 en la localidad murciana de Lorca, enriqueció al mundo de las letras con un interesante abanico de obras que, a continuación, repasaremos para complementar las referencias biográficas del autor.
Según se cuenta, quien participara activamente en movimientos revolucionarios y fuera llevado a prisión durante la dictadura del General Miguel Primo de Rivera creció en el seno de una familia de buen pasar económico.
Tras ser educado en una institución religiosa de Madrid, Arderíus viajó a la ciudad belga de Lieja con el objetivo de formarse en Ingeniería, aunque pronto abandonó la carrera para dedicarse en exclusiva a la creación literaria y a la militancia política.
En 1927, este escritor que entró en contacto con Ramón María del Valle-Inclán fue uno de los fundadores de la editorial Oriente. Más tarde, dirigió con sus colegas José Díaz Fernández y Antonio Espina la revista titulada “Nueva España”.
Ya siendo afiliado del Partido Comunista, impulsó el surgimiento de la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Con los años se identificó con la Izquierda Republicana y presidió la organización Socorro Rojo Internacional.
En condición de exiliado, Joaquín estuvo en Francia y en suelo mexicano, donde consiguió empleo como agregado de prensa en la embajada y en el Ministerio de Educación.
Sus habilidades para la escritura quedaron plasmadas en publicaciones como “Mis mendigos”, “Así me fecundó Zaratustra”, “El baño de la muerta”, “Los príncipes iguales” y “Los amadores de Manqueses”.
Arderíus, quien también elaboró textos periodísticos, encontró la muerte el 20 de enero de 1969 en México. “Justo el Evangélico”, “El comedor de la pensión Venecia”, “Campesinos”, “La espuela” y “Crimen” son otros materiales que conforman su legado cultural y le dan en la actualidad visibilidad más allá de los límites geográficos y temporales.
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