Ocho días habían pasado desde el comienzo del año 2017 cuando una noticia sorprendió y conmocionó a numerosos escritores y lectores: José Ignacio Montoto, el autor español que plasmó su talento para la escritura en libros como “Estamos todos, aquí no hay nadie”, “La cuerda rota”, “Tras la luz” y “Superávit”, había fallecido en su hogar ubicado en Sevilla como consecuencia de un infarto. A modo de homenaje y a fin de que perdure el recuerdo por su figura y su legado, sus colegas, amigos y familiares impulsaron una campaña de recolección de firmas para lograr que la Biblioteca Pública del Estado situada en Córdoba sea bautizada con su nombre.
Nacho Montoto, tal como se lo conocía, nació el 28 de marzo de 1979 en la ciudad andaluza de Córdoba. A lo largo de su corta vida, además de publicar varios libros, se desempeñó como gestor cultural y fue director del Festival Internacional de Poesía Cosmopoética.
En Poemas del Alma pudimos saber más sobre él gracias a la entrevista que este poeta le concedió a Tes Nehuén, quien publicó la nota en dos partes. En ese marco, el escritor indicó que, desde su punto de vista, la escritura constituye “el mejor medio” para transmitir ideas y “el fin último” para arribar a conclusiones.
Al momento de su muerte, este aficionado a la fotografía ya había enriquecido al mundo de las letras con su creatividad y mucha gente lo quería y admiraba por sus aportes culturales: el futuro de este intelectual que en 2013 fue distinguido con el Premio Andalucía Joven de Poesía era prometedor, pero el destino quiso que José Ignacio Montoto se marchara a edad temprana, quedando inmortalizado a través de una producción literaria breve pero valiosa en la cual, además de los títulos mencionados líneas arriba, figuran propuestas como “Mi memoria es un tobogán” y “Binarios”.
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