La vida del español José Joaquín de Mora y Sánchez, un hombre que además de dedicarse a la creación literaria sumó experiencia como político, periodista, profesor y teórico del Derecho, comenzó el 10 de enero de 1783 en Cádiz.
En tiempos de Guerra de Independencia, este autor que dio clases de Filosofía en la Universidad de Granada integró el ejército y estuvo en combate. En ese contexto, fue tomado prisionero en 1809 y permaneció internado en territorio francés hasta 1814. En suelo galo contrajo matrimonio con Françoise Delauneux y a principios de 1815 se trasladó a la superficie madrileña con intenciones de impulsar su carrera como abogado.
Por ese entonces realizó traducciones del inglés y del francés, así como cultivó un perfil periodístico al fundar y aportar textos a “Crónica Científica y Literaria”. También colaboró con “La Minerva Nacional” y “El Constitucional”.
En 1823, José se instaló en Londres, quedándose en Inglaterra por tres temporadas. Junto a Ackermann, un editor, lanzó “No me olvides”, una suerte de almanaques en verso y prosa que aparecieron en volúmenes desde 1824 hasta 1829. Al repasar sus vivencias tampoco se lo puede dejar de recordar como esencia de “Museo Universal de Ciencias y Artes”, publicación que dirigió y que lo tuvo como único redactor.
Transcurría el año 1827 cuando este escritor desembarcó en Buenos Aires y se puso al frente de medios como “El Conciliador” y “Crónica Política y Literaria”. Después viajó a la nación chilena y creó “El Mercurio Chileno”, además de organizar el Liceo de Chile. A Perú llegó exiliado en febrero de 1831 y hacia 1834 se dirigió a Bolivia para retornar a España en 1843.
“Meditaciones poéticas”, “Leyendas españolas” y “Colección de sinónimos de la lengua castellana” son parte del legado de quien integrara la Real Academia Española como académico.
El 3 de octubre de 1864, José Joaquín de Mora encontró la muerte en la capital de su país.
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