Figuras como Jean Genet y Franz Kafka influyeron con su legado en Josef Winkler, un austríaco que nació en Carintia el 3 de marzo de 1953 y logró construir una trayectoria literaria sólida a través de un estilo original donde adquieren relevancia las experiencias personales, los sueños y las características del entorno que lo rodeó durante gran parte de su vida.
Winkler, integrante de una familia de campesinos, creció en un pueblo católico cuyas características aparecen retratadas en sus primeros libros, pero con el paso de los años tuvo oportunidad de conocer otros lugares.
Primero vivió en la ciudad de Klagenfurt, para después instalarse en Roma y, más tarde, viajar a la India. El destino, cuentan aquellos que han hecho foco en el pasado de este escritor, también le permitió recorrer Francia, Marruecos y México.
La mayoría de los aficionados a la literatura sabe de Josef por haber leído alguno de sus libros, pero existen detalles sobre su carrera que vale la pena saber porque aportan datos interesantes sobre este talentoso exponente del mundo de las letras que asistió a una escuela nocturna para completar su formación académica.
Del creador de obras como «Hijo del Hombre», «Cementerio de las naranjas amargas», «Natura morta», «Lengua materna» y «Cuando llegue el momento» (las cuales han sido traducidas a múltiples lenguas) se puede decir, por ejemplo, que antes de ser empleado de la administración de la Facultad de Ciencias de la Educación de Klagenfurt trabajó en una lechería y en una editorial. También, que fue organizador de un «Círculo de trabajo literario» y que publicó una revista literaria bautizada como «Trabajos Escritos».
El Premio Alfred Döblin, el Bettina von Arnim, el Otto Stoess, el Franz Nabl y el Premio Georg Büchner son algunos de los galardones que, hasta el momento, realzan la figura de Josef Winkler.
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