Transcurría el 18 de junio de 1830 cuando, en el municipio español de Sabiote, se produjo el nacimiento de Juan Antonio Viedma Cano. Al crecer, este hombre que a poco de nacer se mudó con su familia a la localidad de Úbeda y cursó el secundario en el Instituto Provincial de Jaén, se dedicaría al periodismo y desarrollaría una interesante carrera literaria a través de la cual consiguió que su figura trascienda épocas y geografías.
Si bien sentía pasión por el mundo de las letras y siendo adolescente había logrado que la revista “El Guadalbullón” publicara dos composiciones poéticas de su autoría (“A la noche” y “La rosa blanca”), en su juventud se instaló en Madrid para instruirse en jurisprudencia, consiguiendo la licenciatura en Derecho en junio de 1856. En la capital de España frecuentó tertulias literarias y aportó textos a medios como “Ellas”, “Álbum de Señoritas” y “Correo de la Moda”. Temporadas después de firmar artículos con seudónimos como El Bachiller Sensible y Gacela, Juan Antonio fue convocado como colaborador de periódicos como “Semanario Pintoresco Español”, “La Discusión”, “Las Novedades” y “La Iberia”.
En 1861, este español que por esa época celebró su boda y enriqueció con su talento al “Romancero de Jaén”, fue designado fiscal de Juzgado de Guerra. Años más tarde, representó al distrito de Baeza como diputado, aunque esa incursión en la política fue fugaz y se limitó a un único periodo.
En 1868, en tanto, quien fuera integrante de la Sociedad Económica de Jaén cautivó a lectores y críticos con “Cuentos de la Villa”, un libro cuyo prólogo estuvo a cargo de Manuel Cañete. A fines de noviembre de ese año, el español aceptó el cargo de magistrado de la Audiencia de La Habana, accediendo oficialmente a su puesto el 13 de febrero siguiente. La fiebre amarilla, lamentablemente, lo llevó a la muerte el 2 de agosto de 1869 en la capital cubana.
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