La literatura argentina se enriqueció durante muchos años con las traducciones, novelas, obras teatrales, poesías, cuentos y ensayos del también abogado Juan-Jacobo Bajarlía. Su legado, para satisfacción de los amantes de la lectura, es inmortal, por eso siempre es un buen momento para recordar la figura de este autor y mantener vivo el interés general por su producción.
Este hombre que colaboraba en el suplemento Cultura y Nación de diario Clarín firmando sus textos como Eduardo J. Lynch nació el 5 de octubre de 1914 en Buenos Aires.
Hasta pasada la primera década de su vida, la realidad económica de su numerosa familia fue próspera. Cuando las dificultades llegaron, este joven que a edad temprana comenzó a demostrar pasión por la creación poética salió a recorrer las calles como vendedor a fin de colaborar con la economía del hogar.
Años después de haber debutado como novelista con una propuesta titulada “La cruz de la espada”, Bajarlía amplió su formación académica en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires. Más tarde, completó la carrera en la ciudad de La Plata y realizó un doctorado en Criminología.
Su vínculo con el ámbito intelectual, de todos modos, fue extenso y le permitió salir del anonimato. Artículos de su autoría aparecieron en medios como La Prensa, La Gaceta de Tucumán y La Nación. Asimismo, entre 1948 y 1956 se encargó de dirigir la revista “Contemporánea” y, en 1983, estuvo al frente de la publicación “Referente / El Ojo que Mira”.
“La Gorgona”, “El vanguardismo poético en América y España”, “El libro de los plagios”, “Los números de la muerte”, “Drácula, el vampirismo y Bram Stoker”, “Morir por la Patria” y “Estereopoemas” son algunas propuestas que permiten apreciar las habilidades de Juan Jacobo para la investigación y escritura. A lo largo de su carrera, Bajarlía sumó una gran cantidad de reconocimientos vinculados al teatro y a la narrativa.
Cabe destacar que este argentino que exploró y abordó la Parapsicología, fue parte del Movimiento de Arte Concreto-Invención, participó en la Sociedad General de Autores de la Argentina así como también en la Asociación de Escritores Argentinos y llegó a la vicepresidencia de la Sociedad Argentina de Escritores, falleció el 22 de julio de 2005 en Buenos Aires.
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