Dentro del pueblo ecuatoriano, el multifacético Juan León Mera Martínez consiguió dejar una huella imborrable porque, además de haber incursionado en la política y de haber creado la letra del himno nacional, dejó obras nacidas a partir de su dedicación a la pintura y a la escritura.
Este hombre que nació el 28 de junio de 1832 en la ciudad de Ambato (donde su esencia sigue viva a través del patrimonio de su casa-museo) fue hijo de Josefa Martínez Vásconez y Pedro Antonio Mera Gómez, aunque fue solamente su madre quien se hizo cargo de su crianza y educación.
Dos décadas habían pasado desde su llegada al mundo cuando Juan León decidió instalarse en Quito para tomar clases de pintura, aprendiendo en ese marco a trabajar al óleo y con acuarelas. En 1854, en tanto, en las páginas de “La Democracia” aparecieron los primeros versos de su autoría.
En 1874, quien fuera integrante de la Real Academia española de la Lengua, gobernador, senador, secretario el Consejo de Estado y presidente de la Cámara del Senado, por enumerar varios de los desafíos profesionales que asumió, instituyó la Academia Ecuatoriana de la Lengua.
“Cumandá o Un drama entre salvajes”, “Los novios de una aldea ecuatoriana”, “Ojeada histórico-crítica sobre la poesía ecuatoriana”, “Un matrimonio inconveniente” y “Entre dos tías y un tío” son algunos de los títulos más sobresalientes de su producción literaria, gracias a los cuales Mera consiguió popularidad tanto dentro como fuera de su tierra natal.
Su muerte se produjo el 13 de diciembre de 1894. Desde entonces se han llevado a cabo numerosas acciones para mantener vigente la figura de Juan León Mera y hacer conocer su legado frente a las nuevas generaciones. Publicaciones, placas conmemorativas, exposiciones, un monumento, un premio y una calle con su nombre son parte de las iniciativas que se desarrollaron hasta el momento para rendirle homenaje.
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