Juana Manuela Gorriti

Muchas fechas se barajan a la hora de reconstruir la llegada al mundo y el deceso de Juana Manuela Gorriti Zuviría, una argentina que creció en el seno de una familia numerosa y logró quedar en la historia de su país por sus habilidades para la escritura.

De acuerdo a algunas investigaciones, esta descendiente de la pareja compuesta por Feleciana Zuviría y José Ignacio Gorriti nació el 15 de junio de 1818 en una localidad perteneciente a la ciudad salteña de Rosario de la Frontera.

A edad temprana fue enviada a una institución educativa religiosa de Salta, pero la pequeña enfermó, retornó a su hogar y, desde entonces, se formó en su casa, dedicando largas horas a la lectura. Al tiempo, descubrió que tenía interés y facilidad por la creación de cuentos.

Ya instalada junto a su círculo íntimo en territorio boliviano, se deleitó con los ejemplares que su padre atesoraba en su biblioteca. Juana era aún muy joven cuando se unió en matrimonio al capitán Manuel Isidoro Belzú. Fruto de ese vínculo tuvo dos hijas: Mercedes y Edelmira. Para acompañarlo en su carrera, Gorriti viajó con él a suelo peruano y, en Lima, no solo puso en marcha un salón literario sino que también inauguró una escuela primaria.

Décadas más tarde vivió en Buenos Aires y elaboró allí textos de carácter autobiográfico. En 1879 volvió a la capital de Perú, donde una de sus herederas perdió la vida. Entre esa urbe y la citada ciudad argentina se repartió hasta 1886, cuando optó aprovechar el servicio ferroviario para trasladarse a Salta.

“La quena” (aparecida por entregas en Revista de Lima), “Sueños y realidades”, “Don Dionisio de Puch”, “El pozo del Yocci”, “Misceláneas” y “Oasis en la vida” son algunas de las obras que forman parte del legado de esta escritora que falleció el 6 de noviembre de 1892. En principio, los restos de Juana Manuela Gorriti descansaron en el cementerio de Recoleta, pero con el tiempo fueron trasladados al Panteón de las Glorias del Norte que se ubica en la catedral salteña.