Son numerosos los casos en los cuales padre e hijo comparten la pasión por la literatura y ambos logran trascender gracias a la calidad de sus textos. Eso ocurrió con los Hawthorne. Nathaniel Hawthorne (1804–1864) quedó en la historia gracias a libros como “La letra escarlata”, “El velo negro del ministro” y “El romance de Dolliver”. Años después el reconocimiento le llegó a su hijo Julian.
Nacido el 22 de junio de 1846 en la ciudad estadounidense de Salem, Julian Hawthorne estudió en la Universidad de Harvard y aprendió alemán con James Russell Lowell como tutor.
Hawthorne vivió una década en Europa donde estudió ingeniería civil y a su regreso trabajó en el puerto de Nueva York. Una vez instalado nuevamente en Estados Unidos publicó una obra inconclusa de su padre, titulada “El secreto del doctor Grimshawe”, una decisión que le valió un enfrentamiento con su hermana Rose.
Sus primeros pasos literarios los dio en el continente europeo, donde entre 1873 y 1880 escribió novelas como “Bressant”, “Garth”, “Sebastian Strome”, “Archibald Malmaison” e “Idolatry”. Luego escribió dos obras sobre su progenitor: “Nathaniel Hawthorne and His Wife” y “Hawthorne and His Circle”. Hawthorne además trabajó como periodista en Cosmopolitan y New York Journal.
En los años siguientes, Julian Hawthorne se vio involucrado en un escándalo financiero. A través de su amigo William J. Morton empezó a trabajar en la promoción de empresas mineras canadienses en la bolsa, hasta que diversos accionistas denunciaron a ambos por fraude ya que ofrecían valores de minas inexistentes. Hawthorne y su amigo finalmente fueron condenados.
Al salir de prisión, Hawthorne regresó a las letras y presentó “The Subterranean Brotherhood”, una obra de no ficción donde reclamó la abolición de las cárceles. El 21 de julio de 1934 se produjo su deceso y cuatro años después su viuda Edith Garrigues Hawthorne publicó sus memorias (“The Memoirs of Julian Hawthorne”).
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