El escritor, periodista y dramaturgo español Julio Nombela Tabares nació el 1 de noviembre de 1836 en la capital de su país.
Al repasar sus vivencias se advierte que, además de haberse desempeñado como secretario tanto del político Antonio de los Ríos Rosas como del general Ramón Cabrera, este autor que se especializó en taquigrafía para acelerar sus tiempos de escritura trabajó entre 1856 y 1858 como redactor en “El Diario Español”.
Sus primeras novelas, entre las cuales se pueden destacar “La mujer muerta en vida”, “La pasión de una reina” y “El coche del diablo”, aparecieron por entregas. Con el tiempo, su producción literaria se amplió con “Historia de la música”, “Crónica de la provincia de Navarra” e “Impresiones y recuerdos”, por señalar más propuestas. Entre 1860 y 1863, Julio residió en territorio parisino: poco después se convirtió en padre. Julio Nombela y Campos, su descendiente, llegó a dar clases en la Universidad de Salamanca pero murió joven, en 1908.
Según diferentes fuentes, este español que aceptó un puesto en el ministerio de Hacienda y hacia 1873 se involucró en la fundación de la Asociación de Escritores y Artistas utilizó seudónimos como Fidelio, El Vizconde de la Esperanza, Doctor Obleman, Pedro Jiménez y Juan de Madrid.
Nombela, uno de los impulsores de “La Brújula” y nombrado en el último tramo de su existencia como cronista de Madrid, tuvo una gran variedad de cargos y responsabilidades (desde colaborador hasta director) en “La Correspondencia de España”, “La Época y la Política”, “El Noticiero de España” y “Las Cortes”, entre otras publicaciones.
El fallecimiento de este hombre que probó suerte con la actuación y estuvo al frente de un pequeño teatro se produjo el 6 de marzo de 1919. Su legado, además de las obras mencionadas líneas arriba, incluye opciones de lectura como “Detrás de las trincheras. Páginas íntimas de la guerra y la paz desde 1868 hasta 1876”, “La villana de Alcalá” y “Un hijo natural”.
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