Un exponente del universo literario adquiere relevancia internacional y provoca curiosidad en los lectores por distintas razones, entre ellas la obtención de un galardón y la capacidad para batir récords de ventas en un breve periodo de tiempo. En el caso de la autora mexicana Laura Esquivel, por ejemplo, ha sido «Como agua para chocolate» el imán que sedujo a millones de aficionados a la lectura y que produjo en ellos un profundo deseo de saber detalles de la vida y obra de esta mujer nacida en la Ciudad de México el 30 de septiembre de 1950.
Antes de brillar como novelista a escala mundial, según se advierte al repasar su trayectoria, Esquivel ponía su creatividad al servicio de los más pequeños, ya que supo desarrollar programas televisivos para el público infantil, colaboró en la fundación del Taller de Teatro y Literatura Infantil dependiente de la Secretaría de Educación Pública e impulsó el Centro de Invención Permanente, un espacio pensado para dar formación artística a los niños.
Su realidad cambió por completo a fines de los ’80 como consecuencia del extraordinario éxito de «Como agua para chocolate», una novela que fue adaptada a la gran pantalla en 1992, mereció múltiples distinciones por parte de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas y otras instituciones, y fue traducida a más de treinta lenguas. Poco antes de ese logro profesional que marcó un antes y un después en su vida, esta talentosa escritora probó suerte como guionista de cine (faceta que desarrolló en el filme «Chido One, el Tacos de Oro») y como dramaturga (creó una obra infantil titulada «Viaje a la isla de Kolitas»).
Años después de ese suceso editorial, Esquivel renovaría el interés de sus lectores con propuestas como «La ley del amor», «Íntimas suculencias», «Estrellita marinera», «El libro de las emociones», «Tan veloz como el deseo» y «Malinche».
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