Más de cuatro decenas de materiales de lectura desarrolló, a lo largo de su trayectoria, el autor estadounidense Lloyd Chudley Alexander, quien cautivó con sus historias a chicos, jóvenes y adultos.
Hoy, a partir de datos vinculados a su vida y obra, es una buena oportunidad para acercarse a su legado y rescatar del olvido a este hombre que nació el 30 de enero de 1924 en la ciudad norteamericana de Filadelfia.
Quien fuera alumno de Upper Darby High School era muy joven cuando decidió dedicarse a la creación literaria. Era un apasionado de la escritura y disfrutaba leyendo libros de Charles Dickens, Mark Twain y William Shakespeare.
En tiempos de Segunda Guerra Mundial, según se advierte al reconstruir sus vivencias, fue incorporado a la Marina estadounidense y, finalizado ese conflicto bélico (época en la cual tuvo la oportunidad de estudiar Geografía, Política y francés en Lafayette College), se inscribió en la Universidad de París con el objetivo de seguir instruyéndose, en ese caso sobre Literatura Francesa. En esa institución académica conoció a la mujer que, en 1946, se convertiría en su esposa: Janine Denni.
Su faceta de narrador le permitió alcanzar una notoriedad considerable gracias a relatos apasionantes, pero fue la saga conocida en español como “Crónicas de Prydain” su trabajo más trascendente. Esta colección incluye títulos como “El gran rey”, “El castillo de Llyr”, “El caldero mágico”, “Taran el vagabundo” y “El libro de los tres”, por mencionar algunas opciones a modo de referencia. Asimismo, contribuyó en el surgimiento de una publicación destinada a los lectores más pequeños que fue bautizada como “Cricket”.
El 17 de mayo de 2007, Lloyd Alexander, merecedor de distinciones como la Newbery Medal y el National Book Award, perdió la lucha contra el cáncer, encontrando la muerte en la localidad de Drexel Hill, donde había transcurrido la primera parte de su existencia. Sus restos fueron llevados al cementerio Arlington.
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