La vida del multifacético Luis Enrique Délano Díaz, quien además de escritor fue diplomático, periodista, traductor y pintor, comenzó en Santiago de Chile el 14 de julio de 1907.
Este hombre, descendiente de la pareja compuesta por Isolina Díaz Porras y Manuel Agustín Délano Bravo, se formó en Pedagogía en Inglés pero a partir de 1926 comenzó a destinar gran parte de su tiempo a cuestiones literarias. En sus ratos libres, en tanto, elaboró cuadros para cultivar su pasión por la pintura, unos materiales que llegaron a ser exhibidos en la Sala de Exposiciones La Casona perteneciente a la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
“El pescador de estrellas” fue la obra que marcó su debut como poeta y “Rumbo hacia ninguna parte”, su primera novela. Después ampliaría su producción literaria con “La niña de la prisión y otros relatos”, “Luces en la isla”, “La evasión”, “Aprendiz de escritor”, “Puerto de fuego”, “La base”, “En la ciudad de los césares”, “El rumor de la batalla” y “Las veladas del exilio”, entre otros títulos.
Al repasar la trayectoria del padre del también escritor Poli Délano (fruto de su amor con Aurora Lola Falcón) sale a la luz que Luis Enrique también participó en la fundación de la revista “Letras”, inició su experiencia como periodista en el diario “El Mercurio”, trabajó en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Pekín como traductor (actividad que lo llevó a adaptar textos no solamente del chino sino también del ruso) y dirigió publicaciones como “Vistazo” y “Qué hubo”. Asimismo, este hombre que estudió Historia del Arte y Letras en la Universidad de Madrid dio clases de Literatura Norteamericana en la Universidad de Chile y se desempeñó como cónsul en México y en Estados Unidos, además de haber sido embajador en Suecia.
Délano, merecedor de distinciones como el Premio Nacional de Periodismo y el Premio Municipal de Santiago, falleció en su tierra natal el 20 de marzo de 1985.
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