Manuel Cañete

La vida del español Manuel Cañete, quien además de dedicarse a la creación literaria sumó experiencia como periodista y crítico, comenzó el 6 de agosto de 1822 en Sevilla.

Antes de llegar a dirigir “La Aureola” en Cádiz, este descendiente de un mozo y una actriz se desempeñó en el Teatro Principal de su ciudad natal como apuntador. Ya instalado en suelo madrileño, Manuel se volcó al periodismo y escribió críticas para medios como “La Ilustración Española y Americana”, “La Gaceta de Teatros”, “El Heraldo” y «Diario de la Marina”.

También sedujo a mucha gente a través de “Lo que alcanza una pasión”, “El conde de Porcellos”, “El juglar” y “El duque de Alba”, entre otros dramas históricos.

Al repasar sus vivencias tanto personales como profesionales salen a la luz algunos enfrentamientos a duelo, un puesto en el Ministerio de Fomento y su compromiso con la defensa de la ortodoxia católica a nivel monárquico.

Quien fuera integrante de la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de la de Historia y de la Real Academia Española enseñó literatura dramática en el Ateneo de Madrid que lo tuvo, por un tiempo, como vicepresidente.

En 1843, Cañete lanzó “Poesías”, un volumen que se amplió en 1859. Dio a conocer, asimismo, un texto crítico denominado “El teatro español del siglo XVI”, editó “Obras inéditas de D. Manuel José Quintana y se encargó de aportar el prólogo y algunas anotaciones a “Farsas y églogas”, un libro de Lucas Fernández.

“Documentos curiosos para la lengua castellana en el siglo XVI”, “Sobre el drama religioso español antes y después de Lope de Vega, “Discurso leído en el Ateneo de Madrid para inaugurar el curso anual de literatura dramática” y “Escritores españoles e hispanoamericanos” son otros trabajos que componen el legado de este autor que, el 4 de noviembre de 1891, encontró la muerte en la capital de España.



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