El artífice de libros como “El poema del agua”, “El amor innumerable”, “Guía ilustrativa de la casa histórica de la independencia argentina” y “La Nación Indígena” es Manuel Lizondo Borda, un escritor, historiador y publicista argentino que, a fuerza de trabajo y talento, llegó a transformarse en una de las voces más sobresalientes del norte de su país. Tales fueron sus aportes culturales que, a más de cinco décadas de su desaparición física, su figura sigue vigente y su legado es valorado por personas de diversas generaciones: incluso una escuela lleva su nombre a modo de tributo.
El nacimiento de este descendiente de la pareja compuesta por Carmen Borda y Manuel Lizondo de la Rosa se produjo en San Miguel de Tucumán en febrero de 1889 y meses más tarde fue bautizado.
En relación a su formación académica se puede señalar que, tras asistir al Colegio Nacional donde fue discípulo del historiador, diplomático y poeta Ricardo Jaimes Freyre, Lizondo Borda completó en la Universidad de Buenos Aires (UBA) la carrera de abogacía.
A la hora de elaborar textos, este autor encontró una gran inspiración en la provincia que lo vio nacer. “Tucumán al través de la Historia, el Tucumán de los poetas”, “Voces tucumanas derivadas del quechua” y “Breve historia de Tucumán” son algunas de las obras que desarrolló centrado en el pasado y la evolución de su tierra de origen. Tampoco se puede dejar de recordar que, en 1917, Manuel se encargó de dirigir una publicación de extensión universitaria bautizada como “Tucumán”, donde escribían Alberto Rougés, Juan Heller y el ya mencionado Jaimes Freyre.
El 6 de febrero de 1966, este hombre que en 1909 había sido condecorado en los Juegos Florales de Tucumán encontró la muerte en la misma región donde abrió sus ojos al mundo por primera vez y consiguió consolidarse a nivel profesional.
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