El 23 de enero de 1898, en la pequeña localidad cántabra de Sopeña, se produjo el nacimiento del español Manuel Llano Merino, conocido también como Nel Llano. Hijo de campesinos humildes, en su niñez fue ayudante de pastor y luego se instaló en Santander para trabajar junto a su padre ciego en un puesto de lotería y prensa.
La relación de Llano con el mundo académico fue conflictiva. Estudió Náutica y Magisterio, pero no completó ninguna de las dos carreras. Eso no le impidió, sin embargo, ejercer la docencia en la localidad de Helguera gracias a su formación autodidacta.
Su destino, de todos modos, se encontraba en el terreno de la literatura. Rondaba los 20 años de edad cuando presentó su primera nota en un diario de Cabezón de la Sal. Con el tiempo, se convirtió en colaborador habitual de El Pueblo Cántabro, El Diario Montañés y otras publicaciones tanto de España como del exterior.
Llano, casado con María Lázaro y padre de tres hijos, supo cautivar a los lectores con novelas, cuentos y obras de teatro. Gracias a un trabajo estable en una imprenta que consiguió a través del también escritor José María de Cossío, pudo dedicarse a impulsar su carrera literaria.
“El sol de los muertos”, “Campesinos en la ciudad”, “Rabel”, “Monteazor”, “Brañaflor”, “Retablo infantil”, “Las anjanas”, “Parábolas” y “La braña” son algunas de las obras más importantes que publicó a lo largo de su trayectoria. En varias de ellas evidenció sus conocimientos del dialecto montañés y de las costumbres y leyendas de la región.
El 1 de enero de 1938, poco tiempo después de haber ingresado como corrector en Alerta y antes de cumplir 40 años, Manuel Llano murió a causa de un infarto tras festejar Año Nuevo con sus compañeros del periódico. Su entierro tuvo lugar en el Cementerio de Ciriego.
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