Manuel Payno

A lo largo de su existencia, el mexicano Manuel Payno no sólo demostró habilidades para la escritura a través de sus labores como periodista y escritor sino que también exhibió su faceta comprometida con la sociedad al sumar experiencia en el plano de la política y al dedicarse por algún tiempo a la docencia.

El nacimiento de este hombre oriundo de la Ciudad de México se produjo el 21 de junio de 1810. Antes de triunfar como exponente del mundo de las letras, impartió clases de Historia en la Escuela Nacional Preparatoria y asumió las cátedras de Teoría del Crédito y Economía Política en la Escuela de Comercio, se desempeñó como cónsul en territorio español y ocupó el cargo de senador. También trabajó como jefe de sección en el Ministerio de Guerra y fue, entre julio de 1850 y enero de 1851, ministro de Hacienda, entre otras actividades.

De su trayectoria periodística, resulta interesante resaltar sus colaboraciones para medios como «El Ateneo Mexicano», «El Año Nuevo», «El Federalista» (publicación donde llegó a ser editor), «Don Simplicio», «El siglo diez y nueve» y «El Boletín de la Sociedad de Geografía y Estadística». Para apreciarlo como poeta, novelista y cuentista, en cambio, habrá que conseguir ejemplares de «El fistol del diablo», «El hombre de la situación», «Los bandidos de Río Frío», «Tardes nubladas», «La convención española» y «El libro rojo», por citar algunos de los títulos de su autoría.

Afectado por un cuadro de neumonía y ya con serias dificultades de visión, el multifacético Manuel Payno, quien integrara la Real Academia Española (RAE) como miembro correspondiente, participara en Nueva York del Instituto Cooper y presidiera la Sociedad Universal de Artes e Industrias de Londres, encontró la muerte el 4 de noviembre de 1894 en la misma ciudad que lo había visto nacer.



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