Varias obras dirigidas a los más jóvenes le permitieron a María Luisa Gefaell Goróstegui ganar un lugar en el corazón de diversas generaciones de lectores y espacio en muchas bibliotecas. Para recordarla y saber más sobre esta mujer cuyos libros le han posibilitado a numerosos padres entretener y hacer soñar a sus hijos, en esta oportunidad vamos a repasar sus vivencias tanto personales como profesionales.
Esta traductora y escritora nació el 5 de diciembre de 1918 en el marco de una familia de raíces austríacas afincada en Madrid. Tras instruirse a nivel musical tanto en su país como en territorio alemán (llegando a especializarse en Múnich como concertista de instrumentos antiguos), Gefaell trabajó en una emisión de Radio Intercontinental destinada a chicos y demostró sus habilidades narrativas en “El Correo Literario” y otras publicaciones: desde entonces, jamás abandonó la ficción. Con el seudónimo de María Campuzano, esta madrileña que tradujo diversos relatos al castellano firmó sus primeros cuentos.
Mientras que con “La princesita que tenía los dedos mágicos” logró quedarse con el Premio Nacional de Literatura y ser postulada al listado de honor del Premio Hans Christian Andersen, con “Las hadas de Villaviciosa de Odón” se consolidó como autora porque, más allá de la popularidad que le dio en la década del ’50, esta propuesta está considerada como un material de referencia dentro del catálogo literario infantil de España. En el 2000, en tanto, desde la Fundación Germán Sánchez Ruipérez incluyeron a “Antón Retaco”, otra creación de María Luisa que todavía tiene vigencia gracias a sus adaptaciones teatrales, en una selección de los cien títulos más sobresalientes que, a lo largo del siglo XX, han enriquecido a las letras españolas.
“El Cid”, “Los Nibelungos” y “Roldán” son otras obras que han quedado como legado de quien formara una familia junto a Luis Felipe Vivanco y falleciera en 1978.
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