La escritora argentina María Rosa Oliver, fruto del amor entre María Rita Romero y Francisco José Oliver, nació el 10 de septiembre de 1898 en el seno de una familia patricia afincada en Buenos Aires.
Esta autora que llegaría a tener siete hermanos recién había cumplido su primer década de existencia cuando contrajo poliomielitis, enfermedad que la dejó postrada de por vida en una silla de ruedas. Sus limitaciones físicas, de todos modos, no le impidieron mostrarse muy activa en las causas que ella creía justas ni fueron un obstáculo a la hora de cumplir sueños.
Oliver, quien fuera amiga de personalidades como Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Federico García Lorca y Victoria Ocampo (junto a quien impulsó en 1936 la creación de la Unión Argentina de Mujeres y fundó la revista Sur), tuvo oportunidad de realizar en 1921 un viaje familiar con destino a Europa. En 1942, en tanto, se trasladó a territorio estadounidense para respaldar las manifestaciones en rechazo al nazismo y trabajar durante un tiempo. Cuba, Rusia y China fueron otros de los países que tuvo el privilegio de conocer en compañía de su asistente Josefa Freire.
Esta intelectual, responsable de títulos como “Mundo, mi casa”, “La vida cotidiana” y “Mi fe es el hombre”, dedicó tiempo a ayudar a exiliados tras la Guerra Civil española y fue parte del Consejo Mundial de la Paz desde fines de la década del ’40 y comienzos de la década del ’60. En 1958, fue distinguida por sus buenas acciones con el Premio Lenin de la Paz.
Resulta interesante mencionar también que sus pensamientos, ideas y vivencias han quedado en parte atesorados en las cartas que intercambió con su amigo Eugenio Guasta, sacerdote católico con quien mantuvo correspondencia entre 1960 y 1976.
Víctima de un ataque al corazón, María Rosa Oliver falleció en Buenos Aires el 19 de abril de 1977.
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