Aunque cada persona es artífice de su propio destino, lo cierto es que el contexto también influye en aquello que forjamos. En el caso de Mary Wollstonecraft Godwin, la profesión de sus padres fue determinante para convertirla en una mujer de la cultura y de las letras.
El apellido compuesto de esta mujer revela quiénes fueron sus progenitores: William Godwin y Mary Wollstonecraft, filósofos y escritores que vivieron entre finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX. Sin embargo, Mary pasó a la historia con el apellido de quien sería su esposo: Percy Shelley. De este modo, la autora de clásicos como «Frankenstein» se hizo famosa como Mary Shelley.
Nacida el 30 de agosto de 1797 en Londres, Mary fue criada por su padre, ya que su madre murió después de dar a luz. Godwin luego se casaría con Mary Jane Clairmont, a quien su hija nunca le tuvo afecto.
Mientras luchaba contra serios problemas económicos, Godwin se esforzó por la formación de Mary, a quien le inculcó la filosofía liberal. Mary apenas tenía 17 años cuando comenzó su relación con Percy Shelley, uno de los amigos de su padre. Godwin se opuso a dicho vínculo, que empezó en la misma época en la que Shelley se había comprometido a ayudarlo económicamente y finalmente se retractó.
Mary huyó junto a Percy a Francia y después recorrerían otros países mientras ambos se dedicaban a escribir. La primera novela de Mary Shelley fue su obra más exitosa: «Frankenstein o el moderno Prometeo», que surgió a partir de charlas con su marido, Lord Byron y John William Polidori, un grupo que convivió un tiempo en Suiza.
Tras «Frankenstein», Mary Shelley publicó «El último hombre», «Lodore», «Mathilda», «La suerte de Perkin Warbeck: Un romance» y «Caminatas en Alemania e Italia», entre otros libros. Su fallecimiento se produjo el 1 de febrero de 1851, después de sufrir diversos trastornos de salud.
Comentarios1
Indudablemente que lo se respira en casa es lo que estornudamos.
La buena musica que escuchamos es porque nuestros padres las escuchaban, al igual que nuestro vocabulario es es el escuchamos en casa.
La señora Shelley tuvo la dicha de ser culta porque sus padres se lo heredaron, pero indudablemente ella lo supo valorar y emplearlo.
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