Entre 1979 y 1982, El Salvador tuvo gobiernos de facto que precedieron a una cruenta guerra civil que se extendió durante más de una década. En este contexto, muchas personas perdieron la vida por la violencia política y estatal.
Una de las víctimas de aquellos años sangrientos fue Edgar Mauricio Vallejo Marroquín, un escritor cuyos restos aún permanecen desaparecidos. Vallejo Marroquín nació el 28 de diciembre de 1957 en el municipio de Tonacatepeque, que forma parte del departamento de San Salvador, y ya a temprana edad se hizo conocido por sus escritos y su activismo cultural y social.
Vallejo Marroquín pronto se convirtió en colaborador de diversos diarios y revistas, tanto de El Salvador como de otros países de Latinoamérica. En 1976, por ejemplo, empezó a escribir en la revista editada junto al periódico La Prensa Gráfica.
Admirador del escritor y artista plástico Salvador Salazar Arrué, Vallejo Marroquín integró el Movimiento de Cultura Popular y el grupo La Cebolla Púrpura. En su corta vida fue parte del consejo editorial de la Editorial Universitaria Centroamericana de Costa Rica (EDUCA) y coordinador de Pancarta, una revista literaria.
Al sumarse a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL) y estar en contacto con numerosas organizaciones civiles y estudiantiles, Vallejo Marroquín fue perseguido. Su trabajo literario, de hecho, corrió la misma suerte: muchos de sus textos terminaron siendo quemados y eliminados para evitar su difusión.
De todos modos, varias obras lograron salir a la luz. Los poemarios “Cosita linda que sos”, “Volcancito llorón de plumas” y “Oraciones bordadas en el templo”; la novela “Balta”; el ensayo “Rumbo a la identidad narrativa”; y los cuentos “A Lilo Cabrero lo vieron tristón”, “Los pasos del jaguar”, “Siete cuentos y un pecado” y “Chalatenango nariz de mango”.
El 4 de julio de 1981, a la salida de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Mauricio Vallejo Marroquín –esposo de Patricia Márquez y padre de Mauricio Vallejo Márquez– fue secuestrado y más tarde, torturado y asesinado. Tenía 23 años de edad. Sus restos, desde entonces, están desaparecidos.
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